Calidad del tomate

La calidad del tomate se evalúa por su color brillante, firmeza y sabor dulce. Un tomate de alta calidad debe tener una piel lisa, sin manchas ni arrugas, y su pulpa debe ser jugosa y crujiente. Además, el tamaño y la madurez son importantes, asegurando que el fruto esté en su punto óptimo de consumo. La calidad también incluye la ausencia de enfermedades y daños físicos.